Más allá del miedo sólo hay Amor.

Lo sé. Lo he sentido. Lo he vivido. Lo he visto suceder. Me atravesó de lleno.

Más allá del miedo sólo hay Amor.

Lo viví aquella vez en mitad del monte, sola y acompañada a la vez como estaba, en la oscuridad de la noche, la bruma, la tenue lluvia… Me enfadé al principio. Pensé que tendría frío, hambre, que me enfermaría. Y nada de aquello sucedió. Sentí calor, estuve cómoda, me dormí incluso. Me emocioné avistando estrellas, caminando un tramo. Me abracé al pino que me cobijaba y una voz dentro de mí habló cristalina y poderosa:

– Tranquila, confía, respira. Sólo es miedo. Miedo a lo que sientes como desconocido, porque te enseñaron que lo desconocido es peligroso. Pero no siempre es así y en cualquier caso, esto no es desconocido. Tranquila, respira, confía. Sólo es miedo. Y más allá del miedo, sólo hay Amor. ¿Te atreves a cruzarlo?

¡Sí!

Lo atravesé de lleno. Esa vez y después otras. Y siempre es lo mismo. Siempre el miedo al principio, cuestionarme, resistencia, y después…

Después la noche, las estrellas, la arboleda, el viento que mece al aire, las voces quedas, las miradas compasivas, manos amigas, brazos extendidos, música, emoción, risas, la mente que se acalla, ternura, ideas claras, certezas, acompañamiento, libertad, el tiempo que se para, que deja de existir, animales mágicos, hermandad, sororidad, Unidad, Manada, tribu, palabras que sanan, entrega, escucha, agradecimiento… ¡Amor! Puro amor en acción.

De verdad te digo que si tienes miedo, sigue adelante. Da un paso más, y otro. Los que sean precisos. Sigue avanzando. Paso a paso. A tu ritmo. Con miedo, sí, está perfecto. Porque con cada paso el lo difuminas hasta hacerlo desaparecer, transmutado. Y allí, al otro lado, esperándote, el Amor.


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