Un gran hombre, generoso, humilde y muy sabio está al cargo. Le acompañan otros dos, asistiendo y al cuidado. Tengo a un desconocido de vecino que acaba resultando ser un hermoso compañero de camino y a un par de hermanos que ya son familia con los que voy cruzando rutas.

Alguien con quien coincidí en una ocasión y con quien apenas intercambié unas palabras aparece en mi ensueño vestido de blanco y me entrega una perla reluciente. La recibo maravillada sin comprender por qué él, por qué a mí, por qué una perla, pero suelto la necesidad de entender para abrazar la imagen, sabiendo que me trae un símbolo poderoso y que llegado el momento tendrá pleno sentido para mí.

Lo más significativo es que confío en todos ellos. Puedo ponerme en sus manos, dejarme caer en su presencia, mostrarme abiertamente sin buscar mirada, sin pretender seducir. Solo quiero ser. Ante ellos y con ellos también, igual que sola o entre mujeres. Pero es importante ahora fijarme en los hombres, en qué me pasa con ellos, qué se mueve en el vínculo.

Desde este renovado paisaje es fácil relacionarme con ellos, verlos tal y como son, aceptar mi comportamiento neurótico cuando lo he desplegado y comprobar que ahora es distinto porque yo he cambiado. Cuando yo cambio, todo cambia.

Mi masculino interno ha soltado lastre. Se ha relajado y le ha encontrado el gusto a esta actitud de reposo y contemplativa en la que me he adentrado. «No hay nada más importante que vivir«, me dice, y yo me quedo preguntándome si es que aún vivo a medias o si sigo medio muerta en vida.

Los muertos no pueden sentir, ni gozar, ni sufrir. No pueden danzar ni tampoco amar. Debo estar viva entonces, con esta parte mía tan estructurada haciéndose al olfato de mi cuerpo, a la brújula de mi emoción y al mapa de mi instinto. Adaptándome yo a ella y ella a mí, como dos desconocidas que lo son solo en apariencia, destinadas a acoplarse en una perfecta simbiosis de puro amor y entrega verdadera.

El mismo camino que me toca ya recorrer con el hombre, con los hombres, con mi hombre.


Descubre más desde lamujerinterna.com

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.