Hay una mujer que danza libre hacia la línea del horizonte.

Avanza liviana, segura, envuelta en gracia divina, rodeada de un halo de luz cálida y brillante, desplegando amor y vida, sabiduría y agradecimiento, honestidad y alegría.

Se eleva a medida que avanza, con cada giro, a cada paso. Nada le pesa. Es pura energía en movimiento. Lo dejó todo atrás: la indumentaria, los adornos, hasta el cuerpo. No precisa ya de nada accesorio. Le basta con su luminosa presencia y la calidad de su Ser.

La mujer danzante ha encontrado ya respuesta a todas las preguntas, reposo, tranquilidad y cobijo eterno. Después de mil andanzas descalza por la vida, aventurándose aquí y allá, valiente, decidida, ha llegado a un estado de descanso que la acoge amoroso y sonriente.

Alguien la recibe con el corazón abierto de par en par. Un ser de luz como ella que la admira complaciente, dichoso por tanta genuina belleza, feliz de tenerla de vuelta en casa. Se funden en un abrazo sin fin y un destello dorado se transforma en un giro, y en otro, y en otro más.

La bailarina danza con el Creador, pone al servicio y agradece su don, su arte, su dicha. Una criatura perfecta que ha encarnado sus talentos y valores tal y como la Fuente se los otorgó desde un principio. Con rebeldía y arrojo, con pulcritud y compromiso. Honrando, cuidando, protegiendo, siendo ella misma dedicación, empeño, estudio, gozo, elegancia, vibración de vida en movimiento, gentil contundencia, paciencia, generosidad y visión.

Danza, hermana bella. Danza tu luz hasta los confines del universo y más allá si así lo deseas. Recórrelos a placer, explora, entrégate en cada paso. Ahora eres música, eres tú el baile, la sonrisa. Eres vida eterna. Por siempre.

Que esa luz que tú eres y siempre serás continúe iluminando nuestro sendero y me recuerde, si es que lo olvido, el sentido y la dirección de mis pasos. Que descanses, que disfrutes, que seas paz y que en ella te acomodes, que no haya más esfuerzo en tu existencia que brillar y ser danza pura.

Esa mujer que es danza ha conquistado la línea entera del horizonte y desde allí nos mira amorosa y nos contiene en un abrazo, invitándonos a bailar con ella.

-Mira, es así cómo se hace…


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