El orgullo me endurece el corazón.
¿Y qué es de una persona que camina por el mundo con un corazón duro en el centro de su pecho? ¿Cómo es su latido, si lo tiene? ¿Qué pulso marca y qué impulso sigue? ¿Cuál es la cualidad de la sangre que irriga un corazón duro por todo el cuerpo?
El orgullo me separa del resto de seres. Y me separa de mí. Pone un abismo de escarpadas rocas entre esta estructura mía férrea y mi otro yo, más blando y acogedor.
El orgullo. La envidia. La cerrazón. Desconfiar. Ocultar. Mentir. Falsear. Controlar. Enjuiciar. No mostrar.
El orgullo me endurece el corazón y tengo la medicina para ablandarlo. Agradecer. Pedir disculpas. Reconocer cuando me equivoco. Solicitar ayuda y aprender a recibirla. Mostrarme vulnerable. Soltar. Confiar…
No es posible amar de verdad desde un corazón endurecido. Es imposible. Y si vine aquí a amar ésta es sin duda la gran prueba que la Vida me pone en el camino.
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