Simplificar.

En esto ando.

Al principio era más de cabeza. Más funcional y superficial: cuentas bancarias, tarjetas de crédito y débito, direcciones de correo electrónico (una para cada cosa todo muy ordenado, sí), cosméticos, tacones, sujetadores (inventos de mierda, pura tortura para mi cuerpo) …

Luego se me mezcló lo ‘ecológico’: reducir plásticos, reducir químicos, consumir menos envases, eliminar los productos prescindibles, menos botes en la bañera y junto a la lavadora…

¿De verdad necesito suavizante? No.

Ni 3 tipos de detergente, para ropa de color, blanca y delicada.

Ni crema para el contorno de ojos.

Ni colorete.

Ni ese espray odioso para limpiar el polvo.

Ni nata para cocinar.

Ni zumos artificiales…

Otra historia son los libros. Aquí toco terreno minado, me cuesta desprenderme de ellos. Y aún así, pá’lante con regalos y donaciones. De libros y de ropa, que también me pesa. Voy soltando…

Y me deshago de palabras innecesarias, de justificaciones, de explicaciones no precisas, de expresiones vacías. Simplifico mi discurso. Resumo. Reduzco.

Y yendo más profundo suelto enfados y rencores, miedos y bloqueos, suelto parálisis, impaciencia, rigidez, arrogancia. Suelto expectativas, juicios y hasta a algunas personas. ¡Qué a gusto me voy quedando!

Verdaderamente siento que me vuelvo más liviana y que voy por mi vida pesando menos. Y hasta me siento más bella, con mis arrugas y mis canas, más dichosa y espontánea con estas alas que me están saliendo y que, ¡joder, son mías! Me las estoy dejando crecer con cada lastre que suelto.

Simplifico.

Vivir es más fácil que todo eso que compro porque me dijeron y yo he creído que lo necesito y que así soy más feliz.

Feliz de verdad soy con estas alas nuevas. Me estrellaré lo que haga falta. Hasta que me acostumbre a usarlas. Entonces voy a volar bien alto…


Descubre más desde lamujerinterna.com

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.